La Noble Ernestina: análisis del libro de Pablo Llonto
“No se puede gobernar este país si tenés a Clarín en contra”.
“El gran diario argentino” es hoy el multimedio más grande del país, título que se ha ganado a costa de hacer todo lo necesario para obtener la mayor cantidad de medios desde hace ya más de treinta años cuando Ernestina Herrera de Noble asumió la dirección, luego de la muerte de su esposo y director del diario, Roberto Noble. El gran diario que en el ’70 hizo tratos con el gobierno dictatorial de Videla para obtener acciones en Papel Prensa y en la agencia DyN, durante la década del ’90 los hizo con Menem logrando que a fines del año 1989 se anule el artículo 45 de la Ley de Radiodifusión que prohibía a las empresas gráficas la adquisición de medios de Radio y TV para así comenzar la compra de todos los medios que quisiera y lograr su imperialismo.
(…) “Manrique había telefoneado a Miguel Anchorena, abogado de los Graiver, para que le sugiriera a la familia que la junta militar vería con agrado que los Graiver transfirieran su parte de Papel Prensa. Magnetto le comentó a la viuda la operación que venía y le dijo también que Videla, Massera, Agosti y Martínez de Hoz ya le habían dado el ok para que los cuatro diarios más importantes de la Argentina, Clarín, La Razón, La Nación y La Prensa comprarán el paquete del que finalmente se desprendían los Graiver acorralados por los miedos y amenazas”. (…)
Junto al diario La Nación y La Razón, Clarín, de la mano de Héctor Magnetto, contador y mano derecha de Ernestina Herrera, pidió préstamos bancarios del Banco Nacional de Desarrollo, del Banco Español del Río de La Plata y del Banco Holandés Unido de Ginebra. Así comenzó a formarse el multimedio más poderoso de la Argentina que hoy dirige Ernestina Herrera de Noble; con la compra de acciones de Papel Prensa, acciones manchadas con sangre, pero cuando hay dinero de por medio todo vale y entonces el fin justifica los medios.
Los años pasaron y mientras pasaban la directora de Clarín supo cómo sacarle el jugo a la Dictadura Militar demostrándose a favor todo el tiempo sin importarle lo que pasaba en el país ni preocuparse por las consecuencias sufridas por los periodistas de su empresa, sólo un asunto tenía en mente: las tiradas del diario aumentaban cada día, todos querían anunciar en Clarín y además tenían el apoyo del gobierno.
Con la llegada de la democracia, “La Viuda” como la llamaban en la redacción del diario, quiso negociar la abolición del artículo 45 de la ley de Radiodifusión (ley 22.285) con el presidente Raúl Alfonsín, pero a éste no le interesaba en absoluto anularlo; no estaba en sus planes ni la venta de radios ni de canales ni le importaba lo que dijera Clarín. Esta situación, sumada a la compra de radios y canales que había iniciado la familia Massot de Bahía Blanca le ponía los pelos de punta a la directora ya que ella no podía hacerlo.
Pero al final, consiguió la compra de Radio Mitre tal cual quería, ignorando el artículo 45. Así, el actual multimedio iba tomando color: ya había adquirido las acciones en la agencia de noticias DyN, las acciones de Papel Prensa, la editora de revista y la radio, además del diario.
Con la llegada de un nuevo gobierno, el de Carlos Menem, se haría hincapié nuevamente en la abolición de este artículo, pero esta vez se lograría y a ese objetivo cumplido se le sumaría otro: la obtención de canal 13, y uno de sus primeros logros con éste fue el despido de muchos empleados, logrando así la reducción de personal.
Si el gobierno ayudaba al “diario” con todos sus negocios, a cambio obtenían tapas y noticias favorables, caso contrario se desataba una guerra en la que la clase media, seguidora del multimedio era formada a través de los mensajes en contra que se mostraban en su manera de enfocar la realidad. Clarín fue tomando la postura que más le convenía según su relación con los distintos gobiernos que se iban sucediendo en el país y quedaba demostrado en sus tapas.
Sin embargo, no había político que hablara bien de La Viuda y de Magnetto. Los odiaban tanto como les temían. La desconfianza de funcionarios y legisladores hacia Clarín crecía con los días, hacerle favores no servía de nada, sólo se lograba ser un socio transitorio del cual fácilmente podían desprenderse.
“‘Con un diario, una radio y un canal podemos hacer aún muchas cosas’. Con esta visión Magnetto delineó en el despacho de La Viuda un esquema estratégico que abarcaba buena parte del país y que, en un plazo de diez años, les permitiría ingresar al próximo siglo con lo que tanto admiraban de los brasileños: la conformación de un grupo económico de las comunicaciones con capacidad de colocar un presidente de la Nación”
Así comienza el monopolio del actual Grupo Clarín. Durante la década del ’90 y con el apoyo del ex presidente Carlos Menem y el de los siguientes gobiernos, se fue convirtiendo en un grupo poderoso que logró una posición de liderazgo en el mercado argentino y latinoamericano, adquiriendo contenidos audiovisuales como canal 13, radio Mitre, señales de cable, producción cinematográfica y distribución de TV como Multicanal, Cablevisión y Direc TV entre otros.
“A De La Rúa también lo aguardaba un listado de demandas. A cambio de unas cuantas tapas de Clarín que ilusionaban a la gente con un país que se ponía en marcha, La Viuda y Magnetto pedían: frenar cualquier iniciativa de ponerle impuestos a la TV por cable, desregular la venta de diarios en toda la Argentina, que el Comité Federal de Radiodifusión llamara a licitaciones de radios en el interior para poder presentar al Grupo (…)”.
Lo que siguió fue una serie de elogios exagerados en los titulares de Clarín hacia Fernando De La Rúa, como por ejemplo: “De La Rúa obtuvo un rotundo apoyo del FMI”, que durante el año 2000 acompañaban la primera plana del diario. Incluso hasta el día después del fallecimiento del doctor René Favaloro se tomó como primordial los asuntos referidos al gobierno.
De esta manera “el gran diario argentino” fue tomando poder con los años y haciendo lo mismo con cada gobierno de turno, con algunos presidentes les resultó más fácil que con otros pero al fin y al cabo, hasta el día de hoy logró todo (o casi todo) lo que se propuso.
Desde el año pasado, pelea con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner por la sanción de la nueva ley de medios 26.522, o “ley de medios K” como todos los medios pertenecientes al Grupo Clarín la llaman, que, entre otras cosas, vendría a deshacer a los multimedios, que haciendo uso de su poder, condicionan la pluralidad informativa y el espacio público transmitiendo un mensaje único a las personas y obstruyendo toda posibilidad de libertad de la misma, como es su caso.